Archivo mensual: diciembre 2013

LUIS EDUARDO AUTE, FEDERICO MAYOR ZARAGOZA, JUAN CARLOS MESTRE, DAVID FERNÁNDEZ RIVERA y muchos más, conforman la antología “CARTAS AL DIRECTOR”, presentada hoy en el ATENEO DE MADRID.

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Queridos amigos y amigas:

Hoy es un día muy especial para mí, he comenzado a fraguar con golpes muy duros y emotivos un nuevo poemario, pero recordaré este 23 de diciembre por dos escenarios más, uno de pasado y otro de futuro. El primero se remonta años atrás, a una noche muy fría en la que estrené por vez primera el espectáculo “Ecos de la noche”, el segundo se está desarrollando en estos momentos, se trata de la presentación de una de las antologías más recomendables de las que he tenido entre mis manos, y no solo por la calidad de sus autores, sino porque todos sus beneficios irán destinados a causas solidarias.

El proyecto en cuestión se titula “Cartas al Director”, un sueño concebido por Ángel Rodríguez y Guillermo Spottorno, dos personas excepcionales que se han entregado totalmente para que tuviese la gran oportunidad de compartir libro con autores como Luis Eduardo Aute, Federico Mayor Zaragoza (ex director general de la UNESCO y presidente de la fundación “Cultura de Paz”) o Juan Carlos Mestre, que junto a otros muchos autores han querido fundir su lírica en favor del cambio, la paz y solidaridad..

Hoy ha sido el día elegido para su presentación en el Ateneo de Madrid, en la que han estado Guillermo, Juan Carlos Mestre, Luis Eduardo Aute, Fernando Berlín (director de radiocable.com), Inma Luna, Ángel Petisme y el director de RAIS Fundación, entidad solidaria a la que irán destinados los fondos.

De todo corazón, me hubiese gustado estar en esa presentación, y de hecho lo estoy con toda mi alma y apoyo, pero como el proyecto tendrá continuidad, muy probablemente, por no decir seguro, estaré en alguna de las próximas.

Gracias a todos los autores y autoras, gracias a los organizadores y gracias a todos vosotros por permitirme seguir creciendo, y si es ayudando a los demás, mejor que mejor.

Y termino con lo que he comenzado, en su día le prometí a mi gran amigo Leandro Múnera y al municipio colombiano de Santa Rosa de Osos, una “plaquette”, esta se va a convertir en un pequeño libro por y para todos y todas los que han hecho posible que muy pronto recale en dicho municipio como comienzo y gran meta de mi primer viaje al país sudamericano.

Gracias a todos por darme la vida un año más.

Un fuerte abrazo:

David Fernández Rivera

www.davidfernandezrivera.com

EL LIBRO SE PUEDE ADQUIRIR EN: http://www.bubok.es/libros/229241/Poemas-al-director-68-miradas-criticas-en-tiempos-de-crisis

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Un mal sueño…

No sé si quiero escribirte,
o tan sólo volver a mentir,
como cada vez
que los raíles de caña
me llevan al retrovisor
tapiado en el anclaje de tu boca.
 
No es más
que una cadena rozando mis costillas,
y sin embargo,
sólo puedo entrever
el silencio
cuando el espejo del automóvil
representa el montaje grava
de mi rostro cortado
al contraluz de una quemadura
dragada con vendas.
 
Compartíamos el habitáculo ennegrecido del vehículo,
cuando él comenzó a desplazarse sin nosotros:
yo ya estaba solo…
 
Antes del siniestro,
sólo pude que habías con las fotografías
olvidado
sobre la rejilla incandescente
de una linterna.
 
Después
llegó la camarilla de un hospital,
del que sólo desprendo
el corte transversal de una camisa blanca
en el andamio de un bastón,
que todavía pernocta
clavado
sobre los bellos zapatitos del bebé.
 
Es muy complicado explicarte
algo que todavía recordaba insomnio
sobre la navaja abierta
de la litera;
y más, cuando sé que dormía…
 
Sin embargo,
nunca podré olvidar
cómo el cigüeñal
atornillaba la inocencia del recién nacido,
cuando aquella máquina
resbalaba en la herramienta
de un incendio sin mí.
 
Intentaré explicarme,
y es que por veces,
esto es lo que veo
cuando me acerco a las contras de tu boca.
Y por ello no neumático
quiero escribirte recordar,
como por lo difícil que siguen cayendo
las cuerdas de sangre
sobre la faldita de raso
de una niña agonizando bajo el autobús.
 
Y aún así
te miento con “te quieros”
y lápida oculto los encajes
bajo el parquet de mis manos,
que muchas imagina veces y un entierro
no quieren tocarte.
 
Y es así,
como sin quererlo,
te empujo al otro lado de la tapia
mientras contemplo cómo,
tras el impacto,
las llamas afloran sobre el tendido nervioso
de la tibia.
Es cuando grito en el estómago,
y cierro la puerta de un oráculo
sin ti…
 
Es entonces cuando estoy solo,
cuando sobre mi cama
desciende un látigo trenzado con el útero de tus cabellos.
 
Tú no lo sabes,
pero en su garganta,
la bombilla de tu cintura
se Abrasa
en la carne damasquinada
del dominó…
 

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